lunes, 8 de marzo de 2010

martes, 27 de mayo de 2008

domingo, 3 de junio de 2007

apuntes, 2 de junio

sueño de los muertos.
el camino de regreso
a dónde, si el camino
permanece devastado.
camino de regreso al
verde. a lo brumoso
de los árboles vueltos
sombra. las hojas tira-
das. el sueño de los
muertos es la vida,
o el parque. la idea
de una banca que flo-
rece para ellos. ellos,
los titulares del habla.
¿de quién es este poema
de regreso? ¿a dónde retor-
na? sueño de las flores:
el polen, blanco, volando
por doquier.

miércoles, 16 de mayo de 2007

campo de trigo

había que seguir caminando,
sólo de esa manera el frío pasaría
a un segundo plano y la escritura
se volvería importante.
así, soltándose. la posibilidad
de componer es derivada
a la posibilidad de leer.
así, la observación empecinada
de las cosas lo que hacía era fluctuar
esa posibilidad. es el viento, pensaba
para equivocarse y encontrar
en esa posibilidad un acto amoroso.
al ver esa mañana el prado de trigo,
con la luz a tal grado, en tal punto
que el blanco del reflejo lo cegó
por un momento, pudo darse cuenta
mejor de que el viento era metafóricamente
un abrazo. así era. y deseó que en ese
momento rodara una ciruela por el prado.
y deseó igualmente no asombrarse del blanco
que lo deslumbraba, pero fue inútil.

subir a una pradera era algo que él consideraba una experiencia sencilla. necesitaba algo así. sentirse solo para sentirse una vez más humano. siempre le parecieron-----

pasemos a la nieve y al blanco,
o volvamos a ello, mejor.
el viento y el frío.
algo de miedo en el corazón.
a veces es bueno escuchar una canción para dejarse ir.
o dejar ir un párrafo para entender lo que se está escribiendo.
ese es el sentido en el que la nieve se confunde con el viento.
en esa posibilidad de abrazar y volverse una conjunción mayúscula.
un arrebato, una frase al aire para que llegue.
para que llegue a dónde.
a donde quisiéramos que llegara.
ese ahí es el destino.
ahora quisiera que esta escritura pudiera configurar
aunque fuese sólo un poco la posibilidad de un edificio.
no la idea, no, esta vez no me refiero a la idea,
sino al edificio. y veo las letras de mi máquina
y el movimiento de mis dedos que adivina,
casi, incluso con sus pausas,
lo que quiero decir.
y es todo, una frase,
una frase larga que imagina las ventanas y el reflejode la luz sobre él,
que es como el sol reflejado
en una mañana de invierno en un campo de trigo.
y es el silencio que por alguna extraña fortuna
no existe y es el viento que tanto tiene de él
en sus abrazos. es nuestro sueño de oriente
que se proyecta en nuestra idea vana dela perfección.
y no es tan vana, en realidad,
porque encuentra nuestras ideas
de seguridad. pero entiende, al mismo tiempo,
otro riesgo, el de construir un edificio
que dé su rostro al viento para que lo construya
y le dibuje el contorno con su paso.

escribo los poemas en bloque para que la escritura importe. para que sea un camino y un tiempo. para que formen parte del viento y del tiempo.

miércoles, 9 de mayo de 2007

simulacro

sin cesar van apareciendo los nombres, y son los mismos siempre, los de nuestros muertos. los cimbramos como árboles de una conciencia de la memoria antropofágica y voraz, como una forma que ocultamos de nosotros mismos. salimos del tiempo como sombras que confundimos con la noche. la memoria nos domina. pero no puede con el tiempo. lo afortunado es que no existe el silencio. las distintas piezas que nos conjuntan y nos arman en una serie de contrasentidos que afirman esa condición que tanto deseamos esconder por silencio y por miedo. por silencio y por miedo. por silencio y por miedo. se arman los pasos de lo que es memoria a un trasunto débil y debilitador entonces que nos sumerge en una tristeza y melancolía que se asumen luego como una conciencia sin consecuencias ni peso sobre el estar en el mundo. el paso del arte frente a nosotros no puede confundirse con el paso de la vida ante nosotros. no reconocer sus diferencias es no asumir las contradicciones y no dejar que su peso nos recuerde, ahora sí, las condiciones de vida. lo trashumante, lo sin voz, el anhelo de silencio, van hacia la caída de lo misterioso. la razón y la memoria se conjugan para tratar de deshacerlo. lo invisible está ahí. lo tiempo. es una cuestión de musicalidad, justo cuando nos hemos olvidado de ella. nos hemos olvidado de la música.

lunes, 7 de mayo de 2007

pantalla

lo primero sería buscar una pantalla en donde se proyectarían las imágenes. para eso habría que pensar en las texturas que tiene la narración y la superficie que mejor recibiera el cuadro que se propone. para el primero, que es el de una mujer moribunda relatando un sueño, pienso en un fragmento de río, en un pedazo solamente. pero eso sería lo inmediato. trato de imaginar en lo profundo, cómo ella lo traduciría a algún material, si tuviera que pintarlo. lo imagino en el muro de un callejón. pero no pienso en los de nueva york, que serían quizá la primera opción que viene al imaginario. pienso, más bien, en los que están en el barrio de mixcoac, en la ciudad de méxico. para quien no los conozca, están delimitados por casas construidas alrededor de los años cincuenta. el estilo no sabría bien a bien cómo describirlo. digamos que en el contexto sobre el que ahora escribo –es el mes de septiembre del año 2006- son casas antiguas, grandes. me parecen un tanto afrancesadas. con balcones en los que sólo caben plantas. una colonia con bardas despintadas, mas con un cierto lujo. con un aire nostálgico. me parece que es uno de esos lugares que en el instinto, en la vaguedad de quien habita o pasa por ahí, se está constantemente yendo. como alguien que se aleja ante nuestros ojos y que sabemos no ha de volver, por lo menos no en lo próximo. una tonada que no atinamos a silbar, aunque así lo queramos. esa es mi lectura de mixcoac, por eso me parece uno de sus callejones es un buen lugar para sugerir la proyección de este primer cuadro.

viernes, 4 de mayo de 2007

t.


-el tiempo de los sepulcros, de lo silencio, de lo muerto, de lo que no tiene vida ni siquiera en la noche. de lo que no camina, de lo perdido, de lo olvido. de lo alacrán, de lo veneno. de lo que no se mueve. de lo inmóvil, de lo quieto. de lo ido, de lo huido, de lo que no tenemos más. de lo que no sabemos, de lo podrido, de lo silenciado, de lo ennegrecido. de lo fulminado. de los cipreses, de lo calcinado, de lo arrancado, de lo devastado. de lo occiso, de lo sinfuria, de lo sinalma. lo liviano. lo sinpeso. lo oscuro, lo que aterra. lo despuésdeltrueno. lo de la nieve. ese riesgo sinpalabras. ese riesgo que se fue con la bruma, con el pasar de la tarde. lo cero. lo espera la muerte. lo salva, lo entierra. loliberaelviento. lo corta, lo acota, lo reduce a nada. lo vuelve clama y desierto. la voz que espera cuerpo no existe. lo sincuerpo aparece. lo tronado. lo deshecho. lo arena. lo ola en el cielo. la marea que no cesa. lo que se pierde sin cesar. lo que no se acaba de acabar. lo que es perenne por ausencia. lo representable por ausencia. lo ausencia. lo definible por lejano. lo que pasa en la noche tras las caminatas. lo que se perdió del cansancio. lo que pasa con las hojas cuando las miramos. lo azul de algunas miradas, no de los ojos. lo polvo en la voz. lo camino en la carretera de nada. lo tránsito. lo sin tránsito. lo que no vemos más. lo invisible de la gente. lo que termina cuando se cierran los ojos. lo negro de las voces. lo querido que no está más. lo amado que no está más. lo amarillo, lo verde, lo púrpura de los bosques. lo arcángel de la noche. lo cierto de los cilencios. los espacios aéreos. las bóvedas secretas. las miradas ocultas. las que se esconden. la pausa al caer en la nieve. la pausa al besar unos labios. el tiempo de nada, en que las esperas se desarman. el tiempo de los temblores. la tromba de los árboles sin parar. lo oscuro en el canto de los grillos.

miércoles, 21 de marzo de 2007

estado de espera en tlayacapan

11

el paso de la luz y del viento y del polvo y de la luz polvosa y del recuerdo de su antiguo rostro, el de antes, cuando no era una efigie, sino una mujer. como un golpe en el costado. un cansancio mayor que emergía de los riñones e inundaba todo mi cuerpo, generando un zumbido, casi un hormigueo, volviendo las cosas blanquecinas, traslúcidas. traslúcida su cara, que pasaba como un atropellamiento sobre su mirada y sobre mí, sobre el cuarto, volviéndonos grisáceos e inaccesibles.

12

así éramos, salvajez, feroces en medio de la mañana. conforme iba llegando el invierno y la luz de alrededor de las diez se iba volviendo cada vez más tenue y los olores de las hojas y de las raíces salientes más profundos, el amanecer, el besarse los labios, tomaba el nombre de cualquier prioridad y el invierno, por más frío que pudiera parecer, se perdía en el aparecer de los primeros rayos del medio día y se figuraba de nuevo el día, como un devenir de lo que sabíamos podíamos ser. el paso de la mañana a la tarde, como una ceremonia pública, sin más, sin nosotros incluso, sucedía.


13

como una aparición.

lunes, 12 de marzo de 2007

9

el recuerdo: son dos relatos que se suceden uno tras otro. quizás son más, en realidad. todo empezaba con una imagen. una mujer le contaba a un hombre un sueño. era algo que surgió durante la escritura de una novela corta, parte del proceso imaginal. tras una revisión, lo que sucedió fue que se volvió el principio de la obra. empezaba originalmente en una imagen a partir de una frase encadenada, compuesta como por unas cinco oraciones: yo, con mi mano abandonada sobre la suya… lo demás no lo recuerdo ahora, pero recuerdo la sensación y lo que originó ese inicio. era un viaje en la oscuridad de una persona hacia otro tipo de oscuridad, la de una serie de incertidumbres igualmente encadenadas. pero no cuadraba ese momento inicial dentro de la secuencia propuesta. por alguna razón, la imagen de la mujer lograba lo intuido.

los dos relatos son más, en realidad. el del hombre era el tema que guiaba a los otros. había una necesidad primordial, la de volver expresivos a cada uno de esos componentes, articulando musicalmente una estructura que permitiera la exploración en lo misterioso del proceso de escribir. lo mínimo y lo grande encontrados en una poética de la incertidumbre. como la caída de una hoja en su trayecto hacia el piso y su encuentro inmediato con la materia de la muerte. como un cuerpo sin su cualidad de materia, pero que se continúa abriendo una faz de lo invisible a la dimensión de lo real. como un parque de fantasmas japoneses. como el lenguaje en medio del libro y el lector. como la necesidad de escribir de quien escribe. abrir el espacio a otras tonalidades de color y temperaturas múltiples. cálidos y sudores fríos. de una calle que llega a un parque, de una mujer que va muriendo en el camino, de la noche volviéndose escritura.

el sueño de una mujer le daba al personaje noticia de su situación, por lo que se le presentaba como una revelación. o él lo tomaba así.

8

lo que se recuerda: una habitación, unas hojas impresas, palabras, la sensación corporal del cansancio. también un rostro. dos ojos mirándome. cabello de mujer. un sueño. un camino asfaltado, banquetas que dan a paredes altas. muros pintados de colores vivos. amarillos, cafés, alguno carmín. sombras en medio de la calle. colores que terminan en negro. un olor a flores. nostalgia del púrpura. dos relatos sucediéndose uno tras otro.

miércoles, 7 de marzo de 2007

martes, 6 de marzo de 2007

7

a lo que recuerda: los campos verdes, la fugacidad de la mirada en los bosques, la caída de una hoja, ofelia en el río, algún sueño sin borrar, el transcurso de las horas en las mañanas de primavera en la provincia, la luz del sol a medio día en el patio, la imagen de las voces escuchadas por santiago, la imagen de una mesa de madera corroída por las polillas, un sin fin de luces olvidadas en el cielo, el frío de la noche en el campo luego de un día caluroso, el cuerpo de una mujer desnuda al despertar de un sueño intenso.

martes, 27 de febrero de 2007

4

hay días y hay espacios en los que la actividad del sueño es más libre, más presente, más incisiva. como si desatara su correa de antigüedad o inmediatez y se volviera una necesidad de perfilar otra superficie reflectante de realidad. la escritura siempre va en camino de la noche. no sólo por una necesidad de oscuridad, sino por un sentido primordial de pertenencia. sin embargo, en el transcurso del tiempo y de la historia su necesidad de ser ha ido cambiando. las arquitecturas de lo invisible requieren de adecuaciones también. el paso del tiempo no es ajeno a nada, todo va envejeciendo. los ciclos circundan a la historia de la escritura, como las corrientes del río que imaginó heráclito alguna vez. el estado de las cosas es la continua transformación. como oí de alguien hace poco: el silencio no existe. su figuración es un deseo cuya satisfacción se estima en el propio acto de su figuración. siempre somos, aunque soñemos, aunque no pronunciemos palabras o no las dibujemos sobre alguna pantalla. no hay maldición en eso. no es un castigo. somos pasillos y somos también puertas. somos las pantallas que quedan después de la proyección de la escritura hacia el vacío. lo que está después del sueño, lo que sobrevive al delirio. lo que imagina y lo que sueña, también. lo que va viviendo y lo que se aproxima a ser lenguaje, quizás una imagen o letras para otros. un sueño que no es. ojalá nos fuéramos volviendo música a la llegada de la muerte, alguna tonada.

viernes, 23 de febrero de 2007

principio.1

las posibilidades del principio del movimiento son varias. por una parte, en cloyes, en el condado de vendôme, algún fraile que habría partido de borgoña predicó e hizo anuncios sobre el transcurso de las cruzadas emprendidas anteriormente, cuestionando a los militares y religiosos mayores sobre la autenticidad en sus corazones y sobre los verdaderos motivos que los llevaron a realizar tal empresa. su voz se esparció a lo lejos, se convirtió en un lenguaje independiente.

martes, 20 de febrero de 2007

19

0

la escritura parte o del delirio o de la razón, pero ambos puntos son irreconciliables. tienen su espacio en la escritura de poesía, y son espejos de condiciones alternas, porque no se reflejan entre sí, sino que proyectan sus carencias e imposibilidades. delirio y razón tampoco coinciden en el alma humana, no pueden habitar al mismo tiempo el mismo espacio. así que sólo las conocemos como pequeñas partes de un todo inaprensible y cambiante. ambas posibilidades del devenir del lenguaje son totales. no excluyen nada y arrasan con todo. podría decirse que una cosa lleva a la otra, pero eso es falso. cuando una se agota surge la otra y ambas alimentan diversos deseos, que van de la necesidad de lo simple al más tormentoso proceso metafórico. vivimos en tránsitos. no hay estados permanentes, pero hay estados que se repiten. dan paso a necesidades y a la resolución de estas mismas.

la necesidad de la escritura, o una de sus necesidades, consiste en el acto imaginario de figurar. figura su propio espacio y su propio tiempo, que están adentro y afuera del mundo, que son migraciones de la memoria hacia sus formas imposibles. que hace que el estado de la escritura salga de su punto de partida y se convierta en su particular forma de ser un simple y no metódico, temporal, estado de escritura.

principio

lo que hay en el camino es lo que queremos encontrar en él. en 1212 un grupo de unos 10000 niños aproximadamente partieron de un origen incierto a otro camino no más seguro. hay, por lo menos, dos versiones que ubican dos orígenes a ese mismo hecho. hay quien dice que partieron de cloyes, en el condado de vendôme, francia, inspirados por un niño llamado stephen. otros que inició en colonia, alemania, y el niño se llamaba nicolás. al parecer, las leyendas coinciden en un hecho, que partirían de un puerto en italia en un viaje marítimo. a qué iban, a dónde se dirigían. a tierra santa: conquistarían de nuevo a la tierra del santo sepulcro de manos de los infieles. al parecer, las edades de los niños iban de los seis años a edades ya avanzadas de la adolescencia, llegando algunos a la juventud.

el camino siempre me ha parecido alucinante. la idea de una caminata tan larga a lo largo del bosque, cantando o en silencio a veces, me parece terrorífica. la gran escapatoria, la gran fuga del mundo. es como si se volvieran invisibles, como si sus cuerpos salieran de sus dimensiones físicas y se convirtieran en formas fantasmagóricas, alimentadas por el deseo. pero el deseo de qué. es ese mismo impulso, me parece, el que me lleva a hacerme esa pregunta. amo caminar y he caminado por horas a lo largo de la noche, pero nunca he sentido que mi cuerpo se desdibuje, ni siquiera que sucumba de inmediato al cansancio. me intriga esa sensación. en parte por eso, ofrezco esta relación interpretativa de hechos. como un principio de la incertidumbre hacia la incertidumbre.