martes, 27 de febrero de 2007

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hay días y hay espacios en los que la actividad del sueño es más libre, más presente, más incisiva. como si desatara su correa de antigüedad o inmediatez y se volviera una necesidad de perfilar otra superficie reflectante de realidad. la escritura siempre va en camino de la noche. no sólo por una necesidad de oscuridad, sino por un sentido primordial de pertenencia. sin embargo, en el transcurso del tiempo y de la historia su necesidad de ser ha ido cambiando. las arquitecturas de lo invisible requieren de adecuaciones también. el paso del tiempo no es ajeno a nada, todo va envejeciendo. los ciclos circundan a la historia de la escritura, como las corrientes del río que imaginó heráclito alguna vez. el estado de las cosas es la continua transformación. como oí de alguien hace poco: el silencio no existe. su figuración es un deseo cuya satisfacción se estima en el propio acto de su figuración. siempre somos, aunque soñemos, aunque no pronunciemos palabras o no las dibujemos sobre alguna pantalla. no hay maldición en eso. no es un castigo. somos pasillos y somos también puertas. somos las pantallas que quedan después de la proyección de la escritura hacia el vacío. lo que está después del sueño, lo que sobrevive al delirio. lo que imagina y lo que sueña, también. lo que va viviendo y lo que se aproxima a ser lenguaje, quizás una imagen o letras para otros. un sueño que no es. ojalá nos fuéramos volviendo música a la llegada de la muerte, alguna tonada.

viernes, 23 de febrero de 2007

principio.1

las posibilidades del principio del movimiento son varias. por una parte, en cloyes, en el condado de vendôme, algún fraile que habría partido de borgoña predicó e hizo anuncios sobre el transcurso de las cruzadas emprendidas anteriormente, cuestionando a los militares y religiosos mayores sobre la autenticidad en sus corazones y sobre los verdaderos motivos que los llevaron a realizar tal empresa. su voz se esparció a lo lejos, se convirtió en un lenguaje independiente.

martes, 20 de febrero de 2007

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la escritura parte o del delirio o de la razón, pero ambos puntos son irreconciliables. tienen su espacio en la escritura de poesía, y son espejos de condiciones alternas, porque no se reflejan entre sí, sino que proyectan sus carencias e imposibilidades. delirio y razón tampoco coinciden en el alma humana, no pueden habitar al mismo tiempo el mismo espacio. así que sólo las conocemos como pequeñas partes de un todo inaprensible y cambiante. ambas posibilidades del devenir del lenguaje son totales. no excluyen nada y arrasan con todo. podría decirse que una cosa lleva a la otra, pero eso es falso. cuando una se agota surge la otra y ambas alimentan diversos deseos, que van de la necesidad de lo simple al más tormentoso proceso metafórico. vivimos en tránsitos. no hay estados permanentes, pero hay estados que se repiten. dan paso a necesidades y a la resolución de estas mismas.

la necesidad de la escritura, o una de sus necesidades, consiste en el acto imaginario de figurar. figura su propio espacio y su propio tiempo, que están adentro y afuera del mundo, que son migraciones de la memoria hacia sus formas imposibles. que hace que el estado de la escritura salga de su punto de partida y se convierta en su particular forma de ser un simple y no metódico, temporal, estado de escritura.

principio

lo que hay en el camino es lo que queremos encontrar en él. en 1212 un grupo de unos 10000 niños aproximadamente partieron de un origen incierto a otro camino no más seguro. hay, por lo menos, dos versiones que ubican dos orígenes a ese mismo hecho. hay quien dice que partieron de cloyes, en el condado de vendôme, francia, inspirados por un niño llamado stephen. otros que inició en colonia, alemania, y el niño se llamaba nicolás. al parecer, las leyendas coinciden en un hecho, que partirían de un puerto en italia en un viaje marítimo. a qué iban, a dónde se dirigían. a tierra santa: conquistarían de nuevo a la tierra del santo sepulcro de manos de los infieles. al parecer, las edades de los niños iban de los seis años a edades ya avanzadas de la adolescencia, llegando algunos a la juventud.

el camino siempre me ha parecido alucinante. la idea de una caminata tan larga a lo largo del bosque, cantando o en silencio a veces, me parece terrorífica. la gran escapatoria, la gran fuga del mundo. es como si se volvieran invisibles, como si sus cuerpos salieran de sus dimensiones físicas y se convirtieran en formas fantasmagóricas, alimentadas por el deseo. pero el deseo de qué. es ese mismo impulso, me parece, el que me lleva a hacerme esa pregunta. amo caminar y he caminado por horas a lo largo de la noche, pero nunca he sentido que mi cuerpo se desdibuje, ni siquiera que sucumba de inmediato al cansancio. me intriga esa sensación. en parte por eso, ofrezco esta relación interpretativa de hechos. como un principio de la incertidumbre hacia la incertidumbre.